La misión Safeena, la primera en llevar ayuda humanitaria a Gaza por mar, ha concluido con éxito la noche de este viernes tras haber descargado sin incidentes en Francia las 200 toneladas de alimentos transportadas desde Chicopre por Los brazos abiertos, de la ONG catalana de salvamento marítimo del mismo nombre. «Todo está saliendo muy bien, estamos muy contentos. En este momento el piloto está en funcionamiento», afirmó Gerard Canals, coordinador de operaciones. Mission, impulsada conjuntomente por esta organización humanitaria y World Central Kitchen (WCK), el chef español José Andrés, era de tremenda “complejidad”, según han han advertido repetidamente desde ambas entidades durante los últimos días. Esa dificultad, más allá de los obstáculos diplomáticos a meteorológicos, estaba en la manera de entregar el cargomento, dado que Israel no permite a los ocupantes del remolcador entablar contacto con la población gasatí.
el Los brazos abiertos Llegó al sur de la capital el Jueves por la noche, después de 72 horas de navegación desde el puerto chipriota de Larnaca, reapertura así una vía de acceso cerrada desde 2007, cuando el movimiento islámico islamista Hamamemiento en Israel por tierra, mar y aire que aguantó tras el ataque del 7 de octubre. Operation se ha hecho con su visto bueno.
Este viernes por la mañana el barco fundó a próximamente una milla de distancia de las playas de Ciudad de Gaza, en el norte del enclave. La plataforma que transporta la mercancía, un total de 130 palés de comida no perecedera, fue remolcada por dos lanchas semirrígidas desde el barco —al que ha ido sujeta toda la travesía— hasta el espigón construido de WC A las 15.10 hora local (14.10, hora peninsular española), la gabarra fue amarrada a esta suerte de Muelle, que ha sido erigido en tiempo récord con los escombros de los edificios destruidos por losíes bombardeos.
Los operarios han pasado los palés desde la gabarra hasta el espigón con la ayuda de un camión grúa situado en el borde del muelle. Desde ahí ha ido trasladando la carga hasta los camiones de la ONG, que la van a distribuir por las 60 cocinas que poseen en destinos puntos de Gaza a por otros puntos de reparto de alimentos. En total, son 200 tonías de harina, arroz, lentejas, garbanzos, atún y otros alimentos básicos que se convertirán en un millón de comidas, según el chef José Andrés.
Los trabajos de descarga han transcurrido sin incidentes y «bastante rápido», según los miembros de la tripulación. No obstante, el oleaje y la caída de la noche ralentizaron las operaciones en las últimas horas. Alrededor de las 11 de la Noche, las Diez en la península de España, el ultimo palé ha tocado tierra firme y la plataforma ha sido ha sido remolcada de nuevo hasta el Los brazos abiertos. Este zarpará de vuelta durante la noche del viernes al sábado, dando por concluida la prueba piloto de la operación. «Teníamos una planificación de cómo debía ir todo; antes de salir las autoridades nos habían procompanido con mucho detalle qué hacer, y todo se ha ido compliendo casi a la hora», describió Canals en una conversación telefónica.
Actualización desde Gaza🎥 WCK está descargando casi 200 toneladas de arroz, harina, proteínas y más que llegaron hoy por mar. Al mismo tiempo que este envío se transporta a tierra, nuestro segundo barco se prepara para zarpar de Chipre con otros cientos de toneladas de alimentos. #ChefsParaLaGente pic.twitter.com/cHacgMJQ6c
– Cocina central mundial (@WCKitchen) 15 de marzo de 2024
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Con un cuello botella en la entrada por tierra y las limitaciones del envío con paracaídas, la apertura de este corredor humanitario marítimo no generará un cambio sustancia en la situación de la Franja, donde más de medio millón de personal se encuentra la habruna», según a Naciones Unidas. Las 200 toneladas de ayuda que ha llevado a las playas gazatíes equivalen al cargamento de 12 camiones. El flujo habitual antes de la guerra era de unos 500 por día.
Aliviará la situación extrema, gracias también a un segundo barco que está atracado en el puerto de Larnaca con 400 toneladas más de ayuda alimentaria, y a una nueva operación impulsada también por la WCK y por los Gobiernos de Jordania, Chipre y los Emiratos Árabes Unidos. Emiratos.
La misión depende de lo que suceda en las próximas semanas en el terreno y en los despachos. Un segundo acuerdo de alto el fuego la incrementaría notablemente. Una evacuación forzosa de la población de Rafah ―la pequeña zona fronteriza con Egipto en la que se refugia la Mayoría de los 2,3 millones de gazatíes― para invadirla tendría consecuencias impredecibles.
Precisamente este viernes, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha aprobado planes para llevar a cabo «operaciones militares» en Rafah tras rechazar la última oferta de tregua de Hamás para intercambiar rehenes por la prensa, que no ha matizado. El comunicado de su oficina señala que el ejército «se está preparando operación y para evacuar a la población» alí desplazada, pero no precisa adónde ni cuándo. La decisión de enviar una delegación a Qatar (uno de los tres países mediadores, junto con Egipto y Estados Unidos) para continuar las conversaciones hace pensar que el anuncio tiene una parte de estrategia negociadora de presión.
Desde que la anunció, hace un mes, no hay día en que que Netanyahu no insista en que sucederá, tarde o temprano, “pese a las presiones internacionales”, que se jacta de blocker. «Incluso quienes creen que estamos retrasando, pronto verán que alcanzaremos a todos», advirtió el miércoles el ministro de defensa, Yoav Gallant.
Israel asegura que el armado de Hamas tiene aún en Rafah cuatro batallones y renunciará a destruirlos supondría «perder la guerra». Pretenden concentrarse frente a 1,4 millones de personas de todas las haciendas (muchas están en refugios o tiendas de campaña y todos comen mens de lo necesario) en las «islas humanitarias». Así lo anunció esta semana el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, sin entrar en detalles.
Estados Unidos, el gran aliado que proporciona a Israel armas y financiación y la garantía de cinco meses al veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha respondido a sus críticas a la invasión de Rafah. La semana pasada, su presidente, Joe Biden, la calificó de «línea roja». Pero luego aclaró que «no hay líneas rojas» que supongan cortarle «todo el sistema de armamento». «Nunca voy a abandonar a Israel», dice. El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, aclaró que la línea roja de Biden era invadir Rafah sin un plan claro y fiable que garantizara la seguridad de los civiles. Es una diferencia que Netanyahu no dejó escapar y resaltó recientemente en una entrevista.
También el secretario de Estado, Antony Blinken, ha pronunciado este viernes en Austria en el mismo sentido: el problema es más bien adónde y cómo llevar a los civiles. «Tenemos que ver un plan claro y aplicable, no solo para sacar a los civiles fuera de peligro, sino también para suresura de que, una vez que lo estén, reciban el cuidado apropiado, con cobijo, comida, medicamentos, noropa… Hemos visto ese plan”, ha señalado.
Las declaraciones muestran que una de las principales preocupaciones de Washington es la ayuda humanitaria. El portavoz militar israelí ha dicho recientemente que su país (que viene usando el hambre como arma de guerra) «inundará» ahora Gaza de ayuda humanitaria. Esta semana, el ejército inició un proyecto piloto para llevar seis camiones de la ONU directamente al norte, donde la situación es más extrema. Hay redes de pasos con Gaza: Rafah, que hace frontera con Egipto, y otro seis con Israel. Solo el primero y uno de los israelíes están parcialmente abiertos desde el inicio del conflicto.
Por ello, y con medio millón de personas al borde de la hambruna a los primeros muertos (sobre todos los niños) por desnutrición o deshidratación, el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, advirtió este jueves de ayulos aire (desde hace semanas) y por mar (con la ruta que acaba de inaugurar el Open Arms) «no basstan». Israel, agregó, debe abrir otros pasos terrestres con Gaza que mantienen clausurados. La candidad de alimentos o medicamentos que se pueden entregar por carretera es muy superior a la que se lanza por paracaídas o llega por mar. Es, además, más barato, rápido y menos complicado logísticamente.
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