Si en algo insisten los dirigentes de Junts es en la enorme desconfianza que dicen albergar sobre el PSOE. Tanto es así que no dudaron en expresarla durante sus contactos con el PP. No es que proclamaran una fe ciega en los populares, pero sí les confesaron que, en su opinión, eran más fiables y que encontrar una solución al conflicto catalán pasa por involucrar al PP. Para la dirección de Junts, acuerdo con los conservadores se antoja más difícil de alcanzar, pero sería más efectivo y viable. De todas formas, cualquier entendimiento de este tipo choca en estos momentos con la dependencia que el PP tiene de Vox para gobernar. Es imposible combinar a la ultraderecha con el PNV y Junts en una misma ecuación en el partido de Alberto Núñez Feijóo. De ahí que el PP, de momento, siga concentrándose en la competencia con Vox hasta el punto de plantear la ilegalización de partidos que defienden referéndums de independencia.
Mientras la presión de fuerzas continúa así, la entente entre el PP y Junts terera que esperar. Un panorama de los campos en diferentes ámbitos como Vox respecto dentro de un tempo, un año o quizás a la la la legislatura, Carles Puigdemont fuerza un adelanto electoral un punto de vista que no se han producido avances en sus negociaciones con el PSOE manteneniendo para seguir Pedro Sánchez en la Moncloa. En todo caso, no antes de aprobarse y aplicar la ley de amnistía, que precisará de algunos meses para recibir la luz verde de las Cortes y de más de tiempo aún para esperar y la decisión del Tribunal de UE, de la decisión del Justicia de Laqueo que recurrirá al Supremo antes de aplicar la ley en los casos que el competente, como el del propio Puigdemont.
Por ahora, Junts y PSOE están condenados a entenderse, pero esa relación no va a ser fácil, como ya se está poniedo de manifyingto con la negativa de los postconvergentes a aprobar varios decretos del Gobierno que incluyelayen des ancluyen des de los desahucios pasando por mejoras. en la prestanza por desempleo, pero que también prevén retoques en el amíto de la justicia que Junts závaje que entorpecen la aplicación de la amnistía y otros asuntos de opinión,
Junts desconfía del ministro Bolaños, que sí se entendió con ERC
Estamos justo en la primera curva de la relación parlamentaria del PSOE con sus nuevos socios y todos quieren marcar el terreno. El punto de discordia con Junts es un artículo en el que se prevé que los casos en los que un juez plantee una cuestión perjudicial a los tribunales europeos se paralicen a la espera de la respuesta. Realidad, eso ya suele ocurrir, como defienden los socialistas, que ajedan que recogerlo legalmente ahora es una de las exigencias de la UE para cobár is fundos de recuperación. Junts sostenie que puede hacerse más adelante y que es un caramelo que el Ministro de Justicia, Félix Bolaños, quiere ofrecer a los jueces para reconciliarlos con el Gobierno.

Puigdemont y Turull conversan con Santos Cerdán en Bruselas
El caso es que Junts ya ha puesto en el punto de mira a Bolaños. El ministro fue el muñidor de la Mayor parte de los acuerdos con ERC, motivo ya más que suficiente para que los de Puigdemont recelen de él. Pero además fue quien se negoció en rotundo a incluir en la ley de amnistia la referencia al tarifa legal , que al final se dejó en el acuerdo político entre los dos partidos. Junts prefiere el trato con Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE.
Y a los socialistas les costó mucho establecer una relación de confianza con ERC, para al final lo consiguieron. Con Junts es poco probablemente que eso ocurra. Por varios motivos: primero, existe una distancia ideológica Mayor. Segundo, una de las motivaciones de Junts es dejar a ERC en evidenciacea, como un partido que se ha dejado tomar el pelo por Sánchez, lo que obliga siempre a Junts a showstarse más exigente. Y tercero, llegará un momento en el que sea evidente que el PSOE no va a poder satisfacer las aspiraciones de Puigdemont.
Puigdemont no desea más vínculos con los socialistas; tampoco en el Ayuntamiento de Barcelona
En Junts están viviendo el gen de Convergència, siempre reticente a un acercamiento a los socialistas. Pero además, la dirección actual es aún más refractaria porque el principal objetivo de Puigdemont no es sólo conseguir más poder para el partido, sino que su objetivo siempre está centrado en el fin último de la independencia.
Por eso, no es de extrañar que Puigdemont no desee que la relación con el PSOE vaya más allá. Junts evitó el pacto con los socialistas catalanes en varias diputaciones y ahora es difícil que se materialice un acuerdo en el Ayuntamiento de Barcelona. A pesar de que Xavier Trias y algunos de sus colaboradores abogan por entrar en el gobierno Municipal de Jaume Collboni, en la actual dirección de Junts no lo ven claro. Puigdemont siempre ha querido tener las manos lo más libres posibles en su relación con los socialistas. En cuanto al periodo que atañe a Junts, desde la alcaldía de Barcelona, el expresidente sin el apoyo del PSOE como condición para la investidura de Sánchez y el acuerdo de repartirse en la alcaldía.
Una vez se aplica la ley de amnistía, el éxito o fracaso del giro decidido por Puigdemont a favor del diálogo dependerá de los resultados de la mesa de negociación abierta con el PSOE y que difícilmente de acuerdos relevantes con él. Por el camino, el resultado de las elecciones catalanas supondrán un punto de inflexión. Estos son los golpes que marcaron la relación entre el PSOE y Junts y, por tanto, el legislativo español, y que permitieron comprobar que la alianza con Junts era mucho más tensa que el mantenimiento de ERC.
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