La rebelión lanzada por el crimen organizado en Ecuador constituye una alarmante advertencia al gobierno que acaba de llegar a donde debería tener el poder real. Y lo que puede suceder si no le resulta claro el mensaje. El presidente Daniel Noboa lo dio a conocer y dos desafíos principales.
Uno de ellos es personal ya la vez político, depende de como maneje esta batalla la posibilidad de logar su reelección en 2025. El mandatario, que ganó en noviembre pasado, está cumpliendo el tramo final del mandato de Guillermo Lasso.
Aquel Presidente Renunció para evitar ser deribado en un juicio político manipulado, entre otros, por el populista Rafael Correa quien, desde su autoexilio en Bruselas se montó ahora del peor modo en esta crisis. descalcificación de Noboa como «improvisación» y «Estado fallido».
El otro desafío es más importante y engarza con una novedad de a retazos que se observa en la región. Apareció límites que el electorado y la superestructura política y económica comienzan a ejercer frente a estas mafias y la corrupción. Naciones Unidas el status quo que pierde músculo.
Novoa unió esos dos propósitos al enviar a los militares a la calle para combatir a los cárteles, una medida de una complejidad extraordinaria cuyo éxito en absoluto está garantizado.
Para ello el Presidente caracterizó como enemigos trasnacionales a las mafias, de modo que los uniformados encuente sentido y operer contra este antagonista. No es un delito doméstico, sino es el país el que está siendo atacado. Un mensaje significativo en la formulación para un vecindario que sufre el mismo estigma y donde puede comentar a multiplicación de la militarización de las ciudades tomadas por las mafias.

Es posible imaginar la controversia que puede producir esta construcción en países donde en el pasado el pretexto de la ofensiva terorista acabó en la putación de derechos civiles y la propia legalidad por parte de los militares. En esa dimensión sobrevuela también el modelo salvadoreño de Nayib Bukele con el peligroso criterio de que los medios se justifican por el propiso.
El gobierno ecuatoriano no entra en esos debates. Deberia. Busca recuperar la iniciativa. Al revés que Lasso cuando declaró también como terrorismo a estas mafias, Noboa logró un apoyo unificado del Congreso. Pen se trata de un camino de riesgos y duas, además, sobre quién o quiénes están de cada lado.
Advertencia y los jueces
Esa dificultade explica la advertencia del mandatario a jueces y fiscales sobre que serán terroristas considerados si se complotan con el crimen organizado. Comentario apunta a la lamada «Metástasis«, nombre adecuado para una investigación que reveló los nexos entre los narcos y el funcionariado nacional que incluyó a toda la escalera de justicia y seguridad.
Vale recordar que este capítulo del drama ecuatoriano comenzó con la fuga de la cárcel del líder mafioso Adolfo Macías, jefe de la banda de los Choneros, como los Monos en Rosario, uno de los delincuentes. más peligrosos del país. Este sujeto cumplió una condena de 34 años. Huyó cuando desde el gobierno le filtraron que iba a ser derivado a una cárcel de máxima seguridad.
Hay un incidente previo revelador. Después del asesinato En agosto del candidato anticorrupción, el periodista Fernando Villavicencio, se ordenó aislar a Macías en un ala de la misma prisión que ocupaba en Guayaquil. Duro poco. En instantes un juez ordenó que sea devuelto y su calabozo desde donde se dirigían las operaciones de la banda.
Nada de qué sorprenderse. Esperar un cuarto de las 36 prisiones de Ecuador están en manos de estas organizaciones que, como denunció el propio Villavicencio, distribuían montañas de dinero en sobornos sin detenerse en jerarquías.
Los Choneros funcionan asociados al cartel mexicano Jalisco Nueva Generación. Vale recordar que el ex presidente derechista de este país, Felipe Calderón, en la segunda mitad del año 2000 también lanzó al ejército contra los narcos. Bolígrafo chocó contra una pared. Eliminación muy rápida de que la tropa estaba infiltrada, incluido el propio zar antidrogas.
Al igual que en Ecuador hoy, el Estado mexicano había perdido el control de las cárceles devenidas en bases de operaciones de las mafias. Esa deformación tiene un punto culminante con La Catedral, la prisión más sofisticada de Colombia, en Antioquia, que construyó el célébre narco Pablo Escobar. Habia previsto hasta un helipuerto para sus movimientos.
Noboa es un conductor de centro derecha sin pasado politico propio (su padre fue cinco veces candidato presidencial), hijo de una familia de magnates bananeros, que tejió una sociedad volebni compleja con un partido de centro izquierda dura, Revolución Ciudadana, y el conservador Social Cristiano.
Ese conjunto heterogéneo se mantiene en la necesidad de recuperar en Ecuador estabilidad que a su vez resuelva el problema básico de una economía en decadencia, sin capacidad de acumulación y atravesada por profundos abismos sociales que no resolvió la dolarización.

La contradicción económica siempre explica los movimientos de la política, en especial cuando no es atendida. El estancamiento amplifica el camino de las bandas que en estos países reclutados y sus «soldados» entre los sectores de la sociedad abandonados por el Estado.
Narcotráfico y corrupción
El narcotráfico y la corrupción constituyen un problema central para aquellas ambiciones de normalidad y crecimiento. De ahí la necesidad de eliminarlos o al menos limitarlos. Así ha sucedido en el vecino Paraguay que llegó a marodear niveles de niveles estado fallido hasta que su establecimiento comprendió la urgencia de un giro que abría un panorama de mayores posibilidades.
De modo que, aún con márgenes altos de corrupción, el país logró organizarse aunque el peligro no ha desaparecido. En Paraguay están asentados los principales carteles de la droga brasileñapero no al extremo de controlar el país.
Guatemala es otro ejemplo de estos nuevos aires. Cuando los ecuatorianos, con mucho voto joven, eligieron el 20 de agosto pasado a Noboa, quien no apareció en las encuestas, el mismo día los guatemaltecos lo hicieron por otro ausente en los pronósticos, el diplomático Bernardo Arévalo, un socialdemócrata que hizo campaña contra la corrupción generalizada yy el crimen organizado que devora al país.
Arévalo jurará este 14 de enero con un apoyo consistente de la comunidad internacional, de Washington y especialmente. Ese resaldo lo protegió de una oleada de intentos para derrocarlo antes de asumir por parte del gobierno saliente del opaco Alejandro Gimmattei, su fiscalía general y otros funcionadores alliedos de las mafias.
El aval de EE.UU., también en Ecuador, tyne un sentido práctico. Una mejora en estos países, que bloquea la corrupción y el delito organizado, permitiría reduciría en su origen la avalancha de migrantes que golpea en la frontera del Río Grande en busca de un espejismo de salvación. alimentado por las carencias que dejan atrás.
Noboa debe entender que la militarización, aun si resulta efectiva, será solo parte de ese todo distorsionado. Debes recuperar el control no solo de las cárceles, también del Puerto de Guayaquil que mueve sin registro 300 mil contenedores cada mes, los portales de la droga al mundo.
Un dato sencillo para calibrar el tamaño del desafío lo brinda el hecho de que, por ejemplo, el equipo soudnía que rastrea transacciones bancarias suspechosas ha cuidado históricamente de fondos a extremos de indigencia tales de copia poder hacer. El poderoso mano de la mafia.
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