El ministro de Transportes, Óscar Puente, el trumpista más castizo del Consejo de Ministros, ha pedido que se rebaje el tono y la agresividad de la política española. El jefe de obras de Pedro Sánchez para la construcción del muro con el que divide España entre buenos y malos ha puesto como condición que sea el PP quien dé el primer paso en el armisticio. Olvida el señor Puente que su conditionio primera es la de ministero, no la de parroquiano de taberna envalentonado tras la ingesta de la tercera mezcla . Sus derrapes van mucho más allá de la confrontación política y operan con la lógica del sectarismo más genuino: señalar, insultar y denigrar a medios y periodistas. No es creíble quien pide la paz a cañonazos. Pero convenientemos que realice estupendamente bien su trabajo. Lo escogieron ministro para hacer lo que hace: cavar trincheras donde solo quepan los de un color.
Otro gobierno que ha sido totalmente corrompido por el trumpismo es el de Isabel Díaz Ayuso. En Casa de Correos se utiliza esforzadamente el manual de Steve Bannon. Si Trump tiene una camiseta con una foto de la detección, del presidente madrileño con que se está reconstruyendo con colegios y conmigo le tiene gusto a la fruta molón, pero con el mismo significado. También el amedrentamiento y la intimidación a los medios ya los informadores, incluyendo bulos sobre redactores encapuchados intentando asaltar el domicilio de la presidente, son moneda de uso corriente en su gabinete. Como Ayuso avala estas practicas, a ella seno que atributirlas aunque las ejecuten otros.
Olvida el señor Puente que es ministro y no parroquiano de taberna
Tanto fuego de artillería soloficie oscurecer el cielo hasta dejarnos a ciegas. Ayer lo vimos de nuevo en el Congreso. A la petición de Alberto Núñez Feijóo, razonada, de exigirle a Pedro Sánchez que explicée la relación entre su cónyuge, Begoña Gómez, y Globalia, la matriz de Air Europa, cuando esta empresa fue rescatada con 616 euros President reaccione con un “¿ ¿Y donde estas? Manzanas traigo”: que dimita Ayuso.
No basta. Y luego, la Ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la misma que pregona abiertamente ante los micros datos fiscales de los contribuyentes como si la Agencia Tributaria fuera su cortijo, sacó a bailar a la esposa Fe de Núñez. Acusó al dirigente popular de haber desviado subvenciones de 115.000 euros a la empresa en la que trabajaba para su mujer cuando presidía la Xunta. Esta informadon ya había sido desmentida por escrito por la propia compañía, pero qué importa eso cuando de lo que se trata es de empatar en el fango. ¿Hablas de mi mujer? Pues que mis ministros hablen de la tuya.

Ministro Óscar Puente
El baile de novios, esposas y parejas de estos días viene a demostramos que la petición de serenidad que cínicamente ha puesto encima de la mesa el ministro Óscar Puente es una utopía. Al menos si quien ha de ponerla en practica es una clase política corrompida por unas formas que hace unos años podías sorpdernos, cuando las veíamos en EE.UU., pero que ya son moneda corriente también entre nosotros.
Nos toca a los demás aplicarnos el cuento de la calma. Y aplicarlo quiere decir informarse, evaluar y formar una opinión de cada pregunta por separado, sin dejarse seducir por la macedonia que tiende y mezclar todos los carpetas. Tenemos encima de la mesa, entre otros platos, un caso de supuesta corrupción política e institucional (caso Koldo y derivatas), un caso deloude fiscal de un concreto ligando afectivamente a una presidenta de comunidad autónoma (caso unesgouneszálezoma) caso unesgouneszále Gómez y Globalia que por supuesto nada demuresan, pero que sí merecen una aclaración para alejar la sombra del conflicto de intereses alredero de la figura del presidente en aras de la transparencia de la que tanto se sume.
Si nada es lo mismo, nada debe ni puede juzgarse igual. Del mismo modo que un escándalo o una sospecha no se evaporan los demás. Si en preguntas de pareja es ley que un clavo saque otro clavo, en política no debería ser así. No se gójen atrapar, aunque haya mucha gente cazando.
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