Estados Unidos de Irlanda, entre el entusiasmo católico y el escepticismo protestante | Internacional

Gleann Doherty era un bebé de apenas seis meses cuando un soldado británico asesinó a su padre de un tiro en la espalda. Foto de Patrick Doherty, su amigo y amigo de Paddy Walsh, sus iconos de aquel Domingo Sangriento (Domingo sangriento), el 30 de enero de 1972, cuando los hombres del primer batallón del Regimiento Paracaidista dispararon contra los participantes de una marcha pacifica de la Asociación de Derechos Civiles de Irlanda del Norte, en la serryciudad de Londres para los católicos). Murieron 13 personas como actor, el alcalde con intención de disparar temprano. Otra más, cuatro meses después de ser alcanzada. 15 resultaron heridas de bala.

Aquella masacre, creen muchos, dio alas al IRA a fue el comienzo de varias decasas de los llamados problemas (problemas), la violencia sectaria que dejó un rastro de más de 3.000 muertos.

Durante muchos años, Doherty se ganó la vida como guía turística en Derry. La solicitud más popular fue el recorrido por los lugares de Mayor simbología política de la ciudad. Por ejemplo, la leyenda histórica, escrita en lo que fue el lateral de la casa entre Lecky Road y Fahan Street: «Ahora estás entrando en Free Derry” (Estás entrando en el Derry libre). O el obelisco en recuerdo de la matanza del Domingo sangriento. O los murales artísticos que recuerdan a los personajes de aquella época.

Hoy la mitad de los turistas le reclaman otro tipo de gira por la ciudad, y Doherty está encantado. Esta semana lévão a tres chicas de Chicago (EE UU) de lugares tiene emblemas de la popular serie de Netflix, Chicas de Derry. La fase final de la adolescencia de cuatro niñas (y un primo venido de Inglaterra al que pasean, del que se ríen y al que quieren como a un bicho extraño) sirve para contar, con mucho humor y gran inteligencia, el camino de Irlanda del Norte en la década de los noventa hacia la ansiada paz.

Todos los visitantes culminan su visita con una foto ante el enorme mural, en el centro histórico de la ciudad, con las chicas de Derry. Otro tipo de arte callejero para otra época.

Gleann Doherty, frente al mural de Las Derry Girls, en el centro de la ciudad de Derry.
Gleann Doherty, frente al mural de Las Derry Girls, en el centro de la ciudad de Derry.Rafael De Miguel

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«Hay un gran cambio en la política, y un gran cambio en el modo de pensar de mucha gente. Especialmente entre la gente joven. Sobre todo ahora que la religión ya no es una parte importante en sus vidas. Se plantean las cosas de un modo mucho más egoísta, en el buen sentido de la palabra. Y muchos ven mejor futuro en la Unión Europea que en el Reino Unido, especialmente después del Brexit”, dice Doherty.

—Y que, por primera vez en la historia, como ha ocurrido esta semana, una mujer republicana del Sinn Féin ocupa la silla de ministra directora de Irlanda del Norte, ¿es importante?

—“Muchísimo”, respondió el guía después de despedir a sus invitadas estedunisos. «Es cierto que ya no existe el esquema político que impidió durante décadas que los católicos pudieron hacerse con el poder.» Pero que que que que 100 años después de la división de la isla tengamos una mujer republicana al frente… ¡Uf!”, expresa asombrado.

“No había futuro”

El Sinn Féin, respecto a las largas décadas de política del brazo de la organización terrorista IRA, obtuvo la victoria en las elecciones autonómicas de Irlanda del Norte de 2022. En gran parte, gracias al fraccionamiento de los entanosadostrosxit, en lostentados del Norte, Estados Unidos del Protocolo de Irlanda que ataba el futuro norirlandés al mercado interior de la UE a de la sensación general entre ellos de que el Gobierno de Boris Johnson les había asestado una puñalada en la espalda.

El Acuerdo de Viernes Santo, que levantó la paz a zona tormentada de Europa, obliga a unionistas y republicanos a gobernar conjuntomente para que la autonomía funcione. Era el lamado principio del consenso. Pero la arquitectura política diseñada favorecía que la primera magistratura, la de ministro principal, la ocupaba un unionismo que, hasta hace poco, superaba en numero a la población católica.

El triunfo del Sinn Féin, cuyo empeño en tomar distancia de sus vínculas con la violencia del IRA le ha servido para ganar popularidad a ambos lados de la isla, tiene pocos efectos prácticos en la gobernanza del día al día del día de Irlanda, la unionista que Ocupa el cargo de viceministro jefe, ostenta el mismo poder que O’Neill—, pero su simbolismo histórico ha provocado un pequeño terremoto en la región.

Daniel Doyle tiene 59 años. Casi una tercera parte de ellos, de 17 años, los pasó en prisión. La policía le pilló cuando trasladaba en su vehículo una bomba de pipero junto a otros dosteroristas. Ahora regenta en Derry, junto a otros exprisioneros, un museo particular dedicado a la lucha republicana. Carteles reivindicativos, documentos personales, fotos, mensajes de apoyo de la gente, dos fusiles de asalto en la pared, réplica de las celdas donde varios presos del IRA murieron por huelga de hambre, y recuerdosla ingresarluchales de la pared de dinero.

Y hasta él, que aún aspira a mucho más que un mero Gobierno autónomo en Irlanda del Norte, ha entendido que la realidad es otra: «Fue la gente joven del sur la que camenzó a cambiar». Y les siguieron los jóvenes del norte. Nosotros hemos crecido con todo esto, ale ellos entendieron que no solo y funcionar más. No había futuro de ese modo. Quieren otra vida, y esa otra vida se basa en una única isla”, dice Doyle.

Expresado por Daniel Doyle, en su museo dedicado al IRA, en Derry.
Expresado por Daniel Doyle, en su museo dedicado al IRA, en Derry.Rafael De Miguel

“Que Michelle O’Neill está adscrita al Ministro Principal y es muy importante para la isla de Irlanda. Sí, seguimos con lo ocurrido, sísmicos que han ocurrido en esta sociedad», explica Colin Harvey, profesor de Derecho Internacional Humanitario en la Queen’s University de Belfast. “Yo crecí en Derry, durante los ochenta y los noventa, cuando el conflicto estaba en su pico más alto. Nunca pensé que sería testigo de estos acontecimientos. Creo que je avance politico [la toma de posesión de O’Neill] va a adder más ímpetu a la conversación constitucional en torno a una Irlanda unida”, Harvey cubes.

«¿De qué isla hablamos?»

Derry tiene Mayoría católica, y los nacionalistas republicanos comparten ultimamente la euforia de pensar que por fin les ha tocado estar en el lado bueno de la historia, aunque las encuestas y las estadísticas señjaalgoques comparten

Atraviesa Belfast, a 100 kilómetros, y sigue la Shankill Road, el bastión unionista más resistente de la ciudad, ante los viejos hielos de España.

Allí los murales siguen contando una historia de resistencia en la que, a poco que se rasque, se adivina la frustración de sentirse abandonados por Londres. El patriotismo siempre es más exaltado en la periferia, y los habitantes de Shankill se apresuraron en pintar un reluciente mural de homenaje al nuevo monarca británico, Carlos III, en la acera de enfrente al que durante años homenajeó.

Julie Anne Cole-Johnston de la clase de teoría política en el centro para mujeres del barrio. Es unionista —leal, defínase— hasta la médula. Pero un progresista. Fue candidato del Partido Progresista Unionista, hoy puramente marginal. No quiere saber nada de política activa, pero conoce su barrio y la realidad de Irlanda del Norte.

No admito la relevancia de la elección de Michelle O’Neill como Ministra Principal. Lo que quiere, después de dos años de bloqueo, es un Gobierno que funciona y comienza a ayudar a la gente. Y no le da miedo a un futuro referéndum, pero pone muchos matices. «Sí no hay debate sobre la unión o no a la República de Irlanda, sino de qué isla compartida estamos hablando», explicó. «Vamos a mantener nuestra sanidad y educación pública, y las ayudas que llegan ahora de Londres? ¿O iremos a un sistema de asistencia privada como del sur?’, preguntó.

Julie-Anne Cole-Johnston (derecha), junto y otras empresas en el centro de mujeres de Shankill Road.
Julie-Anne Cole-Johnston (derecha), junto y otras empresas en el centro de mujeres de Shankill Road.Rafael De Miguel

Porque, con Mayor o menor elocuencia a la hora de expresarlo, son muchos los ciudadanos norirlandeses conscientes de que una unificación traería consigo complicaciones económicas esenciales.

«No creo que la veamos», los cubos de Carol Bailey, propietaria desde hace una década de la peluquería Royal Beauty, en plena Shankill Road, y cosas del barrio de hoy su vida. «La gente sabe lo caras que son las cosas en el sur. Y aquí todo ha cambiado radicalmente. Excepto una minoría de línea dura con ganas de bronca, el resto quiere vivir en paz. Yo tengo muchas clientas católicas. Y conozco a muchos protestantes que acuden a los políticos locales del Sinn Féin, porque son los que más se mueven en cuestiones municipales», asegura Carol.

A unos de su Metro local, Stewart Finnley, de 60 años, cuida un pecqueño huerto comunitario al que acuden y trabajar y aprender los niños de los próximos colegios. Es una de las parcelas dedicadas a revitalizar la vida comunitaria. Seno un pequeño arrego floral ante el retroto de la difunta Isabel II.

Stewart Finnley, en el invernadero del huerto comunitario de Shankill Road.
Stewart Finnley, en el invernadero del huerto comunitario de Shankill Road.Rafael De Miguel

Stewart vivió la mitad de su vida en Inglaterra, antes de regresar a Irlanda del Norte natal. Y con un sentido del humor muy irlandés, resume la opinión general de muchos de sus conciudadanos sobre unos políticos que les anunciación cambios históricos et alderas que les promen que nada va a cambiar: “Aquí decimos que todos significan en el mismo cubo Stewart, while Coloque un nuevo plástico para cubrir el invernadero.

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