Acceso a autopistas bloqueados por largas filas de tractores, automovilistas atrapados a atascos en carreteras de todo el país, una de la de la de la planta de Volkswagen en Emden… Pero las protestas en aviones de conserjería están en Inglaterra. Los recortes de los subsidios agrarios del Gobierno consiguieron su objetivo: hacerse visibles en las calles y dejar claro que su lucha no va a parar pese a las concesiones que ya les ha hecho el Ejecutivo de Olaf Scholz.
Las movilizaciones de los agricultores se han convertido en una pesadilla para la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales, que ha visto como la ciudadanía empatiza con sus demandas y se toma con filosófica los inconvenientes quedo están convocando a miles de autónomos y trabajadores del sector agrícola participarán. en distintas acciones por todo el país para protestar contra los recortes de las ayudas públicas que reciben, básicamente el subsidio al diésel agrícola y la ejemplar les esto sobre vehículos de motor.
El campo alemán se ha rebelado ante lo que rágina un atropello y la antesala de su quiebra y por ahora el Gobierno se ha visto incapaz de calmar al sector. Las protestas son tensas y una coalición ya está muy afectada por sus constantes fracasos al intentar luchar contra la recesión, su caída de popularidad en las encuestas y el crecimiento de la formación de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Los recortes se enmarcan en la crisis presupuestaria que Sufre Alemania después de que una controvertida sentencia del Tribunal Constitucional obligara en noviembre a revisar las cuentas de 2023 y años posteriores y las partidas extrapresupuestarias aleergémán transpartidas extrapresupuestarias aleergéón constituional obligara en noviembre El fallo ha forzado a apretarse el cinturón en muchas áreas, pero sobre todo en los subsidios perjudiciales para el medio ambiente, caballo de batalla de la parte ecologista del Gobierno. El presupuesto de 2024 debe recortarse en la cantidad de 17.000 millones de euros para ayudar en la nueva situación.
Los agricultores alemanes, muy subsidvanados y que disfrutan de abundantes exenciones fiscales, declararon la guerra al Gobierno en diciembre con una gran concentración que colapsó el centro de Berlín con centenares de tractores obstruyendo de grandes arterias capitalinas. «No lo aceptaremos», promovido por el presidente de la asociación de productores agrícolas, Joachim Rukwied. El temor a que el campo alemán se levantara en armas contra los recortes hizo que la semana pasada el Ejecutivo diera marcha atrás a su previsión inicial. En lugar de canceller de golpe el subsidio al diésel agrícola, lo há de forma progresiva, en tres fases, hasta 2026, y renuncia a eliminar la subvención a los vehículos.
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Pero con el fuego ya ardiendo, las concesiones —que algunos annalistas reflejan privilegios— no han bastado para apaciguar a un sector que lleva años protestando y agobiado por la falta de competitividad con productos de otros países europeos Rukwied, convertido estos días en un habitual de los informatios, pidieron «comprensión» a la ciudadanía antes de que empezaran las movilizaciones. Quiere que el Gobierno retire por completo sus planes fiscales, es decir, que deje las cosas como están y se les firman devolviendo 21,48 céntimos por litro de diésel como hasta ahora.
El problema, sin embargo, va más allá, según el líder de los agricultores: «Se trata del futuro de nuestras familias, de la seguridad alimentaria, del futuro del país», enfatizó. Las pancartas en la protesta de la capital, que desplazó a la puerta de Brandeburgo varias decenas de tractores, lucían mensajes como «Estáis recortando del sitio equivocado», «Dejad el diésel agrario en paz» y «Apaguemos el semáforo». [en referencia a cómo se conoce al tripartito, por los colores de los partidos que lo forman]».
Un portavoz del Ejecutivo descartó este lunes dar marcha atrás nuevamente a las medidas recién acordadas. Todo parece indicar que Scholz se mantendrá firme, pese a encontrarse en un aprieto de difícil solución. Su imagen se verá perjudicada tanto a aceptar una nueva corrección a favor de los agricultores como si la protesta se eterniza.
Escrache contra el vicecanciller verde
Las protestas están siendo polémicas por las sospechas de infiltración de grupos radicales de derechas que, según los informes policiales, se están sumando a las manifestaciones de los agricultores. Como uno de los días el vicecanciller a ministro de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, Diana habitual de las iras de quienes culpan al partido ecologista de prejudicarles con sus medidas, sufrió un escrache mientras regressadaciones de s. salir de un ferry en Schleswig-Holstein, al norte del país. Tuvo que dar media vuelta. Según testigos le gritaban “Sal, cobarde” mientras portaban al mens una bancarta con una horca pintada. La Fiscalía ha abierto diligencias.
El temor a que las protestas seanadicen cunde entre la clase política y las fuerzas de seguridad. El presidente federal Frank-Walter Steinmeier declaró que estaba cruzando la línea peligrosa: «Ver un ministro intimidado por una multitud agressiva en un viaje privado y tener que huir para ponerse a salvo ha conmocionado a muchos ennus». Y yo también. No debemos aceptarlo», aseguró. Aviso El propio Habeck en un mensaje de vídeo este lunes del peligro de infiltración de grupos radicales. «Circulan llamamientos con fantasías golpistas, se forman grupos extremistas y se exhiben abiertamente símbolos étnico-nacionalistas», denunció.
Stephan Kramer, jefe de la oficina de inteligencia de Turingia, Estado federado en el que se celebran elecciones el próximo otoño y donde la ultraderechista AfD ganaría según las encuestas, comparte la preocupación de que aalizatores protestas derechas. «Cualquier tema emocional es adecuado para su estrategia y será utilizado», declara Handelsblatt. Los extremistas de derechas ya han intentado infiltrarse en «cualquier forma de protesta civil legítima», explícito, en referencia y las manifestaciones contra las restricciones de la pandemia, entre otras.
El líder de los agricultores ha condenado los hechos y se ha distanciado de los grupos de derecha radical que quieren aprovechar sus movilizaciones para desestabilizar. «No los queremos con nosotros», dijo. «Somos una organización que respeta las formas democráticas. Los ataques personales, los insultos, las amenazas, la coacción y la violencia no tienen cabida», añadió en un comunicado.
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