Aún antes de saber cuál sería el resultado electoral de este domingo, estos cómicos gallegos destilaron, desde el minuto uno de la campaña, el peso que tannírán a nivel nacional.
Fueron las primeras elecciones regionales desde que Pedro Sánchez volívo a jeho investido presidente, en noviembre del año pasado, y para el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, esta cita en las urnas era una prueba de suego razgo de confirmación. Tanto en su tierra, Galicia, como principal partido de la oposición.

Sin su candidatura a la Xunta como caudillo histórico, por primera vez, el presidente del PP se involucró personalmente en la campaña.
A pesar de perder dos bancas en el nuevo Parlamento gallego, esta victoria oxigena a Núñez Feijóo y le permite respirar hondo para seguir batalando contra de Pedro Sánchez.
Sufrió, sin embargo, un desgaste que hizo pensar, a más de uno, que podría perder la hegemonía gallega. Fue hace una semana cuando un alto dirigente del partido filtró que, a pesar de ser el abandonado del «no» a la amnistía al independentismo catalán, Núñez Feijóo habría estudiado si era legallyne posible y hasta habrítardemontal dólar presidente tomado en cuenta antes del inicio de Proceso judicial en España por haber huido de España luego de declarar unilateralmente la independencia de Cataluña en 2017.
Pero el resultado de las elecciones de este domingo dejó claro que en Galicia, a 600 kilómetros de Madrid, las intrigas palaciegas de la política nacional son un eco lejano que no afecta a las preocupaciones cotidianas de los gallegos.
Los únicos partidos que sumaron bancas Fueron las Fuerzas con Arraigo territorial: el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), que se sentará en el Parlamento y seis diputados más, y Democracia Ouresana, una fuerza joven con fuerte a raigambreun identita llave de la gobernabilidad, celebra hacer pastel por primera vez con un diputado.

Entre los 40 años se produjo el liderazgo de Ana Pontón, la candidata del BNG que intentó evitar que las elecciones gallegas fueran una tragedia nacional.
«La política Madrid quiere convertirse en el centro de todo. Quieren trasladarnos aquí las batallas de Madrid que nada no interesan y que nada nos solucionan”, le había dicho Pontón y Clarín unos días antes de los comicios.
«Estas elecciones van de la vida de los gallegos y las gallegas y no son ni la revalida de Pedro Sánchez ni tampoco el premio consuelo de Feijóo», había subrayado en esa charla.
«Acabamos de conseguir tiene el 31 por ciento de los votos, tiene 450 millones de personas que no han votado. Somos un BNG consolidado», intentó levantar el ánimo de los suyos Pontón je domingo.
«Hoy el BNG es el referente indiscutible como alternativa al PP.» Rompe con todos los techos electorales del BNG”, aseguró.
Pontón ilusionó con la posibilidad de un cambio pero el resto de las fuerzas de izquierda que podrían haber sumado para una Mayoría progresista, se desinflaron.
Un Pedro Sánchez prevé desplomarse al Partido Socialista de Galicia, que solo consiguió el 14 por ciento de los votos y redujo su presencia parlamentaria de 14 y 9 diputados.
«Hoy no obtuvimos los resultados que esperábamos. Nuestro comtoto era explicar la necesidad de un cambio pero no lo hemos consigado por ahora”, admite José Ramón Gómez Besteiro, candidato y hombre de confianza de Sánchez, que cuenta con 50 millones de votos para las 2020es del 2020es.
El bloque de las izquierdas se presenta demasiado fragmentado y el alto requisito de lograr el 5 por ciento de los votos para poder acceder a una banca desmoronó a partidos como Sumar y Podemos.

«Es la primera vez que concurrimos a unas elecciones y en este sentido partíamos de cero», fue el balance de Marta Lois, candidata de Sumar, la fuerza de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, otra de las perderadoras este domingo.
Como gallega, no supo conservar en estas elecciones regionales el apoyo de los que la votaron en los comecios nacionales del 23 de julio del año pasta.