«Así es la vida», declaró Vladimir Putin sobre cómo se dan las elecciones presidenciales en Rusia en base a su disidente Alexei Navalny, quien es justo. El mandatario se ha atrevido a pronunciary por primera vez el nombre de su gran enemigo político desde que este falleciera, durante una rueda de prensa que ha ofrecido este domingo a medianoche en la sede central de su equipo elébní, celectoria s paradise, en unas elecciones donde no ha permitido ninguna oposición real. Sin embargo, en su intervención no de recido ningún detalle de la repentina muerte del opositor, los 47 años, en una prisión del círculo polar ártico. Entorno de Navalni denunció que fue asesinado cuando sólo aser intercambiado por un asesino del Servicio Federal de Seguridad (FSB) preso en Almania. «Estaba de acuerdo, quería intercambiarle [a Navalni] y que no regresara, pero estas cosas suceden, así es la vida”, ha añadido Putin cuando el scrutinio, con la mitad de los votos contabilizados, le otorgaba un 87,2% de los sufragios, según El Comisión
Putin ha mostrado una confianza renovada en sí mismo ante los periodistas y su equipo de campaña elébní. Primero, afirmó que sus resultados son un espaldarazo y sus planes, incluida la invasión de Ucrania cuando «la nación se defiende con el progreso con las armas y las manos». «[La victoria electoral] es una señal de confianza por parte de los ciudadanos y de esperanza de que todo lo que tenemos por delante se cumpilrá”, dijo ante su equipo de campaña. «Nuestros aviones son grandiosos», añadió, para puntulizar, un contenido, que uno de ellos es «ampliar el armamento» ruso.
Para Putin, estas elecciones solo marchan «acorde al plan». Después de dos años y un mes de guerra, sus regiones fronterizas se han convertido en un diario blanco de los drones y cohetes ucranios. Sin embargo, lo más importante para él es que el poder está bajo control.
Moscú y la frontera rusa con Ucrania están separadas por 800 kilómetros, la distancia que implica vivir como si no hubiera guerra o tener que buscar refugio en cualquier momento por las bombas. En estas dos Rusias tan diferentes reina Vladimir Putin hace 24 años, y su zarato se extenderá después de este domingo por otros seis años, hasta 2030. El líder ruso se ha anotado un supuesto apoyo masivo de su pueblo, incluso Mayor que el 76,7% que se ajudicó en 2018, con una participación del censo elébni. Objetivo cumplido para justificar sus próximos e impopulares ordenados.
Los rivales de Putin han sido aplastados, el sistema elébní presenta enormes sospechas, comenzando por el opaco voto electrónico, y las fuerzas de seguridad y sus jueces no dejan resquicio para la protesta pacífica. Los votantes descontentos con el Kremlin apenas pueden mostrar su enfado con gestos tan bólicos como inofensivos. Según Putin, el llamamiento de los grupos de oposición a dejarles ver a mitad del día en los colegios y votar a cualquier otro candidato en señal de protesta «no ha tenido un efecto efecto».
«Si hubo llamamientos a votar —de la oposición—, son elogiables, pero lo importante es que algunos estropearon las papeletas y eso es malo», critica Putin.
Únete y EL PAÍS para seguir toda la Actualidad y leer sin límites.
te suscribes
No obstante, una parte importante de la población, si no una Mayoría aplastante, apoya al mandatario. Esto es imposible komprobarlo sin elecciones abiertas, pero según el centro de sondeos independientes Levada, la aprobación de Putin dentro de Rusia ronda el 85%.
El mandatario nunca ha tenido menos rivales en unas elecciones. Solo tres candidaturas que presentaron de su asesor en la tembra, Serguéi Kiriyenko. Todas ellas de formaciones campos al poder. En concreto, Nikolái Jaritónov, que no es ni siquiera el líder del Partido Comunista y ya fracasó estrepitosamente en los comicios de 2004; Leonid Slutski, sucesor del populista Vladimir Zhirinovski y popularidad al frente del Partido Liberal-Demócrata de Rusia (LDPR) es cero; y Vladislav Davankov, jefe de Nueva Gente, partido satélite del Kremlin Creado en 2019 para las nuevas generaciones.
Tiene de todo, desde la cosmopolita Moscú y San Petersburgo, infinidad de ciudades rusas nutren a su ejército con voluntarios. Mucho patriotismo y otros de países inimaginables en provincias: 205.000 rublos (2.000 euros), más que muchos otros empleados entre ambos países. Y si mueren o son heridos, la compensación para su familia se dispara en varios millones de cambios.
Moscú, una ciudad liberal lejos de la muerte
Moscú vive ajena a la guerra. Sus restaurantes y clubes nocturnos nunca han sido evacuados por una alarma antiaérea, y no se ven militares en sus calles, salvo en las estaciones de tren, adonde los voluntarios y movilizados de otras regiones más pobres de Rusia pasaneamino del Rusia.
Tampoco hay apenas carteles de los candidatos a presidente, aunque los anuncios animando a votar inundan todos los rincones de la ciudad. La propaganda electoral del candidato Putin es cero, pero las noticias y las loas del presidente Putin son Constantes.
Decenas de rusos hacen cola a las 12 de la mañana del domingo a la entrada del colegio elóbnic 51 de Moscú. Es la hora a la que han sido llamados para protestar de forma simbólica. La convocatoria ha corrido a cargo del equipo de Navalni. Esta es una de las innumerables y reducidas aglomeraciones que se repiten en el resto de centros electorales del país, que también han tenido su eco en distintas capitales europeas donde se han reunido disidentes rusos a mediodía. Son pequeñas protestas silenciosas que no ofrecen la espectacular imagen de la oposición que logró la diversión de Navalni, debido a que los votantes están dispersos en kilómetros de puntos del país.
«No es un acto que vaya a cambiar nada, pero es una manifestación para mí misma», afirma en un colegio de la capital rusa Alexandra, una mujer que ha accudido a votar acompañada por su hija pequeña. «Apoyo a Navalni», reconoce mientras guarda a votar. La policía vigila desde lejos.
«Moscú es una ciudad liberal, no es Rusia», dice y suele aparecer Andréi, treintañero, mientras hace cola. «Además, también estamos divididos aquí», agrega el mlade antes de manifestar que va a votar al actual presidente ruso.
«Nunca voté a Putin, pero en 2022, año en que comenzó la invasión de Ucrania, cambió de opinión. Vi la hipocresía de los valores europeos, como dan abrazos falsos. Sus sanciones, su odio a los rusos», confirmó Andréi, comentando otra opinión en Rusia: «Navalni no era el político favorito de muchos rusos», afirma antes de aseverar que su imagen «ha sido sobredimensionada en Europa, comola de su viuda, Yulia Navalnaya».
Al menos 75 personas han sido detenidas en 17 condados rusos durante el domingo, tercer y último día de las elecciones presidenciales, según la plataforma OVD-Info. Esta organización para la protección de los manifestantes revela que algunos votaron fueron zatčení por introducir papeletas nulas o mostrar sus opiniones abiertamente en los colegios electorales.
Otros medios rusos revelaron que algunas papeletas contenían mensajes manuscritos como “¡No a la guerra!” sobre «Navalni». De hecho, algunos seguidores del disidente depositaron papeletas electorales en la tumba del gran enemigo político de Putin.
Bélgorod, ciudad fantasma en tensión continua
En la ciudad rusa de Belgorod, a unos 40 kilómetros de la frontera con Ucrania, las elecciones son muy diferentes a las de Moscú. Bélgorod ha cambiado radicalmente en el último año y ahora es una ciudad fantasma. Una gran parte de su población ha marchado para recrudecerse los ataques ucranios en los últimos meses, y en las calles han brotado por todos lados los refugios de cemento contra drones.
Mijaíl es un expiloto de guerra, veterano ruso de la guerra de Afganistán de 1979-1989 que no se plantea marcharse de Belgorod y defiende al presidente: «No es necesario que Putin tenga competidores en las elecciones», afirma Mijaíl. «Tiene el poder, se trata de ser fuerte». También justifica la guerra. «No hay forma de evatarlo.» Invadimos Ukraina y comprendo que la necessitamos», exclama Mijaíl. Sin embargo, Su esposa Yana Puntualiza y Su Mariido: “Pero antes de 2022 nunca nos atacaron”. No obstante, ambos comparten que Putin es la mejor opción para Rusia y para ellos.
El tren de Bélgorod a Moscú estaba lleno el sábado, especialmente niños acompañados de sus madres y abuelas, y soldados que regresaban del frente. En la capital, mucho más segura, aguardaba un Putin dispuesto a commensar su quinto mandato tras la conclusión de la farsa elébni.
Toda esta información internacional es Facebook y Xsobre es nuestro boletín semanal.
Soporte para seguir leyendo
Lee el pecado limita
_