Simon Harris fue el primer ministro de Historia de Irlanda | Internacional

La dimisión de Leo Varadkar la semana pasada sorprendió a los irlandeses, pero el ministro de Educación, Simon Harris, parecía tener una estrategia más que pensada para impulsar su candidatura, y presionar al presidente de Gaël y, en consecuencia, con el primer ministro de la República de Irlanda. El domingo concluyó que el plazo establecido por los estatutos del partido, y Harris quedó solo. En los días anteriores, uno a uno, los políticos de los que se esperaban algún intento por pelear el puesto, fueron descartados de la competencia. Harris será, con toda probabilidad, el nuevo jefe de Gobierno el 9 de abril, cuando el Parlamento regrese de las vacaciones de Semana Santa, reanude el periodo de sesiones y apruebe su investidura. A sus 37 años, Harris será el primer ministro más joven en la historia de la República.

«El Fine Gael es un partido que apoya a los empresarios, especialmente a los empresarios que apoyan a este país. El Fine Gael apoya que se retribuya bien el trabajo, y que se valore como es dueboda a la gente que va todos los días a trabajar”, ​​proclamó Harris je domingo en un acto de partido destinado precisamente a selecciones más europeas. Parlamento. «Y el Fine Gael es un partido que siempre defenderá la ley y el orden», decía a los suyos el futuro nuevo primer ministro, que respondían con plausos.

Harris promete recuperar los valores y principios del liberal de centroderecha Fine Gael, después de casi cuatro años de gobierno de coalición con su histórico rival, el socialdemócrata Fianna Fáil y con los Verdes. Fue una estrategia desesperada por parte de dos ramas del miso árbol —las dos formaciones surgen de la lucha independentista del nacionalismo irlandés frente al dominio de Gran Bretaña—, para cerrar al paso al Sinn Féin, los que alimentan durante una braño organización terrorista IRA. New people, con Mary Lou McDonald al frente, y un discurso muy social, centraldo sobre todo en la crisis de vivienda que aqueja a la república, conquistó a muchos jóvenes votantes. El Sinn Féin ganó en 2020 con resultados históricos: fue el partido más votado en cifras absolutas, y empató en escaños (36) con el Fine Gael.

El ex ministro del gabinete Leo Varadkar, que está en la histórica inclusión de Harris para los jóvenes, los inmigrantes indígenas y las condiciones de los homosexuales, se pronuncia por «motivos políticos y personales». Su imagen quedará vinculada y avances sociales como la consolidación del derecho a la libre interrupción del embarazo y la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda. Los ciudadanos aplaudieron también su astuta gestión del Brexit con el Reino Unido ―ayudó a construir el Protocolo de Irlanda, que encajó a Irlanda del Norte en la era post-salida de la UE— y la tempplanza parala pandemia durante en el gobernar durante de solusencia un asunto tan urgente como la vivienda. Se alejó además de un ánimo más conservador entre sus propios votantes.

Son los malos augurios electorales los que explican la jubilación del político, que anunciaron el pasado martes a su partido ya los socios de coalición su decisioni irrevocable. La Cámara de Diputados presentada por Fine Gael y 11 presentes con 33 votos (en el Parlamento con 160 comparecencias) hanobed ya que no pieensan presentarse a la reelección. En un sistema que oorga una clara ventaja electoral al representante que ya tiene escaño frente al que pretender arrebatárselo, esa retirada masiva da una clara idea del ánimo interno en la formación.

El reciente y Majoritario rechazo de los ciudadanos irlandeses, el pasado 9 de marzo, a dos propuestas de reforma constitucional inocuas a de claro mensaje progresista, revelaron la tremenda desconexión de la entrada real en navelos. Los cambios pretendieron definir un concepto constitucional más amplio de la «familia», así jaco acabar con el papel anacrónico que otgara la ley básica a la mujer, como principal «apoyo del Estado» pero «dentro de la casa».

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El bofetón recibido por el Gobierno, con el no Majoritario a la propuesta, fue más que una denuncia de la tibieza, la confusión y la falta de coherencia del Ejecutivo y sus aliados que la imagen real de una sociedad que una tan conservadorao tradicionalo y no conservadora en absoluto y diez años. Desde Fine Gael, la formación liberal-conservadora nunca ha tenido sentido comoda y los políticos progresistas, más poco empeño e impulsar las reformas. Y el Fianna Fáil perdió hace ya mucho tiempo la conexión con gran parte de los trabajadores y los votantes más a la izquierda, que no se mostraron entusiasmados ante una oferta socialdemócrata lastrada por una excesidad de institución.

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