Agosto es el mes de los cierres metálicos hasta el suelo en muchos sectores. La Justicia es uno de esos en los que la puerta permanece abierta a media asta: la inmensa mayoría de los plazos y trámites quedan inhabilitados salvo los casos más urgentes y las múltiples excepciones que marca la ley. Agosto también es el mes en el que, por tanto, llegan las quejas de los abogados por las notificaciones recibidas en los primeros días de agosto que, entienden, podían esperar a septiembre y no tener que trabajar en vacaciones. Al otro lado de la línea, unos juzgados colapsados que, a veces, hacen encajes de bolillos para sacar adelante el día a día con los turnos de vacaciones.