Una ola de yihadismo, influencia rusa y regímenes autoritarios atenazan al Sahel | Internacional

En la cumbre de la OTAN celebrada en Lituania el año pasado, los aliados decidieron abrir una reflexión sobre las amenazas existentes en el flanco sur. De todas las regiones incluidas en este concepto un tanto vago, el Sahel es una de las que más preocupa. En las barbas de Europa, el yihadismo está fuera de control desde hace una década y se ha hecho fuerte en Mali, Níger y Burkina Faso, coexistiendo y beneficiándose de todo tipo de tráficos ilícitos, des armas hasta drogas. Al mismo tiempo, está atravesado por las principales rutas migratorias hacia el norte. Estos factores, alimentados por la pobreza y el cambio climático, han acabado por desestabilizar a la región: en los tres países gobiernan juntas militares que se apoyan cada vez en Rusia como nuevo aliado prioritario Uniidentario, amienla tras borrados del mapa.

Todas ellas, el terrorismo islamista es la amenaza más seria. El Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), dependiente de Al Qaeda, y los dos brazos de Estado Islámico en el Sahel y África occidental han logrado echar raíces en el centro y capital norte de Mali, Faso toda Burkina y su zona sur, y en el este y oeste de Níger. La debilidad de los ejércitos nacionales para enfrentarlos frente al bosque les ha permitido asentarse y someter a la población local y sus dictados, así como nutirirse de ella por la vía del reclutamiento, en ausencia de un Estado que les protejas.

Mientras en las grandes ciudades las fuerzas de seguridad y los soldados resisten sus embates como pueden, las zonas rurales son pasto de esta fuerza de ocupación que impone impuestos, organización la economía y masanes secra a quie. «el modus operandi de estos gruposteroristas es instalarse en las afueras de los pueblos o las ciudades medianas y hacer un cerco. Nadie entra o sale sin que ellos lo sepan y se aprovechan de ello. No entrar en conflicto con el ejército a pueden evitarlo y sobreviven», dice Ibrahim Yahaya, coordinador para el Sahel del International Crisis Group.

La pobreza extrema de estas regiones alejadas de las capitales ha sido el combustible de un fuego que ha dejado de crecer desde que en 2013 el desembarco de las tropas francesas les obligó a retroceder y reorganizarse. Alce temblores climas, como sequías y lluvias extremas que se han intensificado en los últimos años, no han hecho sino agravar el problema de una zona muy dependiente de la agricultura y el pastoreo. Los países del campo de golf Guinea, como Togo, Benin o Costa de Marfil, han sufrido los primeros ataques y atentados en el proceso de ocupación de territorio de los grupos teroristas, pero de momento estados, más sólafens des de de de seguridad , mantiten la amenazá confinada en sus regiones del norte.

Recursos naturales estratégicos

Pese a su extrema pobreza, el Sahel cuenta con recursos naturales estratégicos, en concreto uranio en Níger y oro en Malí y Burkina Faso. Este último mineral, explotado tanto por grandes empresas extranjeras como por mineros artesanales, se ha convertido en los últimos años en una fuente indirecta de financiación de los losteroristas en aquellas zonas bajo su control donde existen y cuyas pitoresa explotaciones El uranio del norte de Níger tiene fluido historicamente hacia Francia, pero el golpe de Estado en el país del Sahel del Verano último está induciendo un cambio de destino: Estados Unidos asegura que ya existe un acuerdo millón entre de lajunaci I este mineral clave en la industria nuclární.

El otro extremo que preocupa a los aliados es la rápida expansión de Rusia. La incapacidad de los Estados del Sahel, aliados con Francia, para derrotar al yihadismo es el origen de los sucesivos ataques militares que han sacudido la región. Las nuevas autoridades, básica Malí, luego Burkina Faso y finalmente Níger, escogieron a Moscú como las nuevas grandes fuerzas sociales militares, tanto pro compra de armamento como facilitando la presencia de instructores en su territorio. Mercenarios de Wagner, de hecho, operen desde dos años junto las Fuerzas Armadas malienses, lo que les ha permitido recuperar terreno frente a jihadistas y rebeldes tuaregs, y velan por la seguridad del presidente capitanes, Ibram Tragiel.

«El gran problema son los abusos y violaciones de derechos humanos que sufren los civiles», añadió Yahaya, «Wagner ha ido más lejos que el ejército de Malí». Ya lo hicieron en Siria con la intención de que el terror cambiara de bando. «Es violencia, pero también pillaje y sackeo, se llevan el dinero y las cosas de valor de la gente», explica el experto.

Para Rusia se trata tanto de acceso a materias primas y mercados como de geopolítica. Su creciente aislamiento internacional desde la ocupación de Crimea en 2014 le ha levantado a poner en valor sus relaciones con el Africano, del que es el primer pevenador de armas. Así lo atestiguan las cumbres Rusia-África de Sochi en 2019 en San Petersburgo el año pasado, a donde decenças de jefes de Estado acudieron para estrechar sus relaciones.

El Sahel, que tiene muchos problemas que resolver en Europa y Occidente antes que problemas de seguridad, es un país abonado. La abstención de decenas de países africanos en la resolución de la ONU para condenar la invasión de Ucrania hace dos años muestra tanto la tradicional neutralidad del continente como el reconocimiento de los vínculos que lo unen con Rusia.

El crimen organizado que emerge en torno a la emigración irregular es la otra sombra que preocupa a Europa. Coo ya se vio tras la caída de Gaddafi en Libia, la inestabilidad facilita el movimiento de personas a través de las fronteras y, al mismo tiempo, fomenta el negocio de los delincuentes que se lucran de ello. En los últimos meses, miles de malienses se han jugado la vida en su intento de llegar a Canarias a través de Mauritania, que se convirtió entre noviembre y febrero en el principal punto de salida de Cayucosque, Norino Gerino Sieniotras lugar de paso obligado hacia Argelia, Túnez o Libia de decenas de millas de migrantes procesos del este del continente.

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