El rapero mallorquín Valtònyc ha llegado al Aeropuerto de Barcelona a las 6.30 de este domingo con la intención de volar a Palma este mismo domingo por la mañana, y no ha querido hacer declaraciones.
Desde el momento en que se hizo público su regreso, varias personas allegadas y amigos han promovido la organización de un acto de bienvenida y, finalmente, se ha organizado un homenaje a la plaza de Sineu, previsto para las 11h., para dar la bienvenida al artista que huyó a Bélgica para sortear la censura de la Justicia española.
El sábado por la noche pasó la frontera de La Jonquera (Girona), cinco años después de estar en Bélgica, anunció él mismo en la red social ‘X’.
Al aeropuerto de El Prat, ha llegado acompañado por familiares y a las 6.50 ha pasado el control de pasajeros junto a otra persona.
«La entrada en el país solo la podía hacer de la mano de mis amigos Lluís Puig y Vicent Partal», dijo el sábado en un tuit en alusión al exconseller de la Generalitat y al director de VilaWeb, Vicent Partal, medio que publicó la noticia.
«Gracias por haberme acompañado desde el primer día. Feliz de volver a pisar ya los Països Catalans», añadió.
Prescripción de condena
Valtònyc ha tomado la decisión de regresar desde Bélgica tras haber prescrito la condena de tres años y medio de cárcel que la Audiencia Nacional le impuso por delitos como enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona, con lo que quedan sin efecto las órdenes de detención internacionales pendientes.
En un auto fechado el pasado mes de marzo, la Audiencia Nacional declara la prescripción de las penas de prisión impuestas y deja sin efecto las órdenes de busca y captura que pesaban sobre el rapero, tal y como solicitaba la Fiscalía al haber transcurrido cinco años desde que la sentencia devino firme.
El rapero tiene aún un juicio pendiente para el 21 de noviembre en la Audiencia de Sevilla en el que la Fiscalía le pide cinco años de cárcel por un delito de provocación para cometer un atentado y amenazas -que no habría prescrito-por gritar en un concierto expresiones como “poner una puta bomba al fiscal” o “pegadle un tiro a un guardia civil”.
La Audiencia permitió a Valtònyc declarar por videoconferencia en el juicio desde su residencia en Bélgica, pero su abogado ha anunciado este sábado que tiene previsto acudir a la vista, una vez se ha declarado prescrita la condena que le impedía regresar a España sin riesgo de ser detenido.
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El president de la Generalitat Carles Puigdemont acompañó al cantante en la primera parte del viaje en coche, aunque éste luego volverá a Bélgica, según ha explicado Boye.
«Gracias por haberme acompañado durante estos seis años de exilio y ahora también en este primer trayecto de vuelta a casa. Por todo lo que hemos luchado, reído, vivido y llorado. Gracias, president», asegura el rapero en su mensaje en la red social.
Puigdemont, por su parte, le ha deseado desde su cuenta en X: «Que tengas un buen retorno a tu tierra, que es la nuestra. Contigo Valtònyc, todos volvemos un poco».
El president catalán le agradece que haya «resistido en un exilio injusto» y por acompañarle sin «decaer nunca», tras lo que muestra su agradecimiento por haber podido acompañarle en la primera parte del viaje.
El cantante tiene previsto visitar tanto Catalunya como Mallorca y su nombre aparece en el cartel de un concierto de apoyo a la causa palestina que se celebrará mañana en Barcelona.
Bélgica frenó la extradición
Valtònyc huyó a Bélgica en 2018 para evitar su ingreso en prisión, una vez el Tribunal Supremo declaró firme la sentencia de la Audiencia Nacional que le condenaba por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona, en las letras de sus canciones.
La justicia española intentó la extradición de Josep Miquel Arenas, pero los tribunales belgas la frenaron en dos ocasiones: en 2021, la rechazaron argumentando que las letras del rapero estaban amparadas por la libertad de expresión, una decisión que la Fiscalía recurrió para posibilitar su entrega por un delito de insultos comunes.
En 2022, el Tribunal de Apelación de Gante rechazó de nuevo la petición de la justicia española, al concluir que los insultos al rey no son delito en Bélgica.